Panteón Nacional
En el año 1519
Primeros maestros constructores
Hoy Panteón Nacional. La fachada del Alcázar es de sillería, pero no así su interior, el cual es de mampostería. Muros gruesos, adobe, ladrillos y mamposterías con sillerías en las esquinas. En su parte más antigua tiene motivos góticos en las ménsulas y las claves de dovelas, de estilo ojival, son consideradas las más bellas de la colonia.
Los primeros maestros constructores venidos a la isla desde España fueron: Luis. Rodrigo de Liendo, quien llega en el año 1525 y utiliza en sus obras el estilo renacentista.
Rodrigo de Pontesilla, quien estuvo a la orden de los Ayuntamientos entre los años de 1520 al 1526, cuando parte hacia México. Para el año de 1512, existe una norma de construcción la cual exige que en todas las esquinas de las edificaciones se construya en piedra, por lo menos tres pies de altura.
El arte colonial
La muestra más antigua del arte gótico que se tiene es la pintura de 1527. Procesional todos los Jueves Santo por la ciudad colonial. En Santo Domingo no hay verdaderos exponentes arquitectónicos del estilo barroco, en cambio lo vemos en muchos altares de las iglesias, entre las que podemos citar: el altar Santo Domingo; el retablo de la Iglesia de San Andrés y el Nazareno de la Iglesia del Carmen, imagen barroca muy conmovedora, entre otros exponentes de este estilo el cual se trabajó en los siglos XVI y XVII.
En orfebrería barroca podemos mencionar una corona de la Virgen del Rosario con esmeraldas, un escudo con esmeralda y oro, los zapatitos de oro del Niño Jesús y dos custodias de mano. Púlpitos de las iglesias de Las Mercedes, el Convento y Santa Bárbara. Los dos primeros tienen como elemento simbólico, la serpiente vencida. Convento parte desde el suelo. El pulpito de Santa Bárbara está construido a partir de paneles con motivos geométricos.
Despojos y destrucción de parte del Tesoro artístico de la Colonia
Si se escogiera una fecha en la cual se ensombrece el arte colonial que con tantos sacrificios y ahínco se habían atesorado en la isla de Santo Domingo desde la primera llegada de los colonizadores, no se tendría ninguna duda en elegir el 11 de enero del 1586, día aciago en el cual las huestes del pirata Francis Drake penetraron a la Ciudad Primada de América.
Después de permanecer durante un mes, destruyendo, quemando, robando y ultrajando a los habitantes de la ciudad, 400,000 ducados. Para la pobreza endémica de la colonia, esta suma era imposible de lograr del Tesoro de la Catedral, alcanzando sólo la suma de 25,000 ducados.
El latrocinio, la destrucción y la quema de edificios públicos y edificaciones particulares alcanzaron niveles dantescos. Como epílogo se puede expresar que las principales obras de arte sacro fueron o robadas o entregadas a Drake, o destruidas o desaparecidas durante los años en que ocuparon el país las barbaries haitianas.